PEOR ES NADA. PEOR ES NADA. PEOR ES NADA. PEOR ES NADA . PEOR ES NADA. PEOR ES NADA.

jueves, 13 de octubre de 2011

Poussiere


Poussière from Poussiere LeFilm on Vimeo.



En la intimidad de mi pensamiento más sincero me pregunto.¿Cuántas relaciones mantenemos por comodidad,conveniencia,compasión o miedo ? ,¿ Cuántas personas me utilizan y a cuántas utilizo yo ?


Mantenemos supuestas amistades por miedo a pasar los días solos, por miedo a quedarnos solos.


Con algunos "amigos/as" me he relacionado durante 10 años quizás habría bastado con 5 años,con otros que lo fueron durante 6 años quizá habría sido suficiente con 2 años,otras amistades de una noche habría bastado con tomar una cerveza y hasta he tenido amistades de toda la vida que habría bastado con no relacionarse.


De todos modos seguimos manteniendo relaciones muertas con personas que nunca llegarán a ser Amigos, quizá ni falta que hace, se quedan en conocidos ,pero les llamamos amigos.


Un día le eché un poco de valor y logré buscarme buena compañía para ver las estrellas y consumir cosas bellas...

miércoles, 5 de octubre de 2011

The murf



Rendezvous - The Murf from Scott Benson on Vimeo.




Hemos perdido de vista la relación que hay entre los pantalones que nos ponemos y el esfuerzo que hay que hacer para fabricarlos; entre el vaso de leche y el enorme trabajo que hay que hacer para criar vacas; entre abrir un grifo y tener agua y el trabajo de construir pantanos y todas las canalizaciones hasta nuestra casa… Vamos a un banco y vemos “magia” por todos sitios; aprietas un botón y ¡zas!, el dinero desaparece de una cuenta y aparece en otra de forma instantánea: pura “magia”.

Esto nos está llevando a vivir la economía de una forma irracional. Vivimos, al igual que en la Edad Media, instalados en el milagro: el milagro de cobrar, comer, beber, vestir, el coche, el ordenador, la mansión en el campo… sin saber de dónde, quién, cómo se crean todas esas cosas, como se crea la riqueza. El problema, señores y señoras, es que ahora falta de todo, no hay peces ni panes: el truco se ha terminado. Y lo que nos queda, ¡oh, Señor! es la factura que, con todo cariño, Eliseo nos ha dejado encima de la mesa.